Un mosquito no puede frenar una locomotora, pero puede llenar de ronchas al maquinista (Quino)
¿Es tu primera visita a Nanopoder? Quizás te interese suscribirte al feed o recibir las entradas en tu e-mail a medida que se publiquen.

El mito de la niñez feliz

martes, 27 de mayo de 2008

Luego de la primera historia de nuestra maestra jardinera Blackbird y usual comentarista en Nanopoder, llega la segunda (ya sé, dificilmente pueda ser otro el orden).
A ver si la convencemos de que haga su blog abierto al público.

Otro mito arraigado en nuestra sociedad (más que en otras) es el mito de la niñez feliz.
Es objeto de estudio durante mi carrera y al estudiarlo comprendí que la mayoría de las personas que llegan a los profesorados buscando estudiar docencia, son acérrimas seguidoras de este mito.
Recuerdo el primer día en el profesorado. Es normal que el primer día te pregunten el por qué de la elección de tu carrera. La respuesta más escuchada: "Porque me gustan los nenes". Un día, un profesor, quizás un tanto hostil pero certero y con muchísimo sentido común, respondió: "Entonces ¿por qué no te ponés un pelotero?".
Y la verdad es que tenía razón.
Todos los que en algún momento soñamos con trabajar en un jardín fantaseamos con la idea de que será un lugar "mágico", "divertido", "alegre". Que los chicos sólo tienen cosas graciosísimas para decir, que hacen piruetas divertidas y que siempre están riéndose.
Cuando llegamos al jardín, y nos enfrentamos con la cotidaneidad, nos damos cuenta de que no todas son sonrisas. Que los chicos no siempre están alegres, no siempre son dulces, no siempre son "bien pensados" y ni siquiera sinceros. De hecho, en ciertas ocasiones pueden ser crueles. Que a veces tienen miedos, rencores y prejuicios igualitos a los de papá.
Ni siquiera hay que ser un niño de Irak para ser infeliz. Sólo basta con sentirse un estorbo para mamá.
Puede ser feliz un nene que pasa más horas en el jardín que en su casa?
La respuesta quizás no sea un NO rotundo. Pero estoy segura de que se le dificultará un poco.
¿Qué es lo que hace que fantaseemos con ese mito?
Creo que las cosas van a cambiar muchísimo cuando lo desterremos. Cuando entendamos que uno no nace feliz. Que la felicidad no se compra. Se construye, se conoce. Que no es innata.
Cuando comprendamos que es necesario trabajar para hacer de estos nenes chicos felices, vamos a entender que somos constructores de su realidad. Y mejor serlo de manera responsable, para que en un futuro no se desquiten con el mundo.

Blackbird

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Creo que te metiste en un problema muy grande y profundo al aseverar que la felicidad se construye. Tal vez, como afirmás, habría que ser más realista y decir, de una buena vez, que la felicidad no existe como tal. Quizás ese sea el punto verdadero del destierro de todos los mitos, y del comienzo de una vida realista.
Gracias.
Ivan Osokin

Blackbird dijo...

Por qué la felicidad no existe?

Coki dijo...

Me parece que a lo que apunta lo escrito por Blackbird es que los chicos absorben lo que viven. Que su bienestar y salud no son automáticos. Hay que cuidarlos, quererlos y criarlos con salud e inteligencia. Son seres complejos y están en el momento de armar todas las estructuras que los acompañaran de por vida.

Emma dijo...

De acuerdo Coki, vas a ser un papá excelente (si es que tenés pensado serlo en algún momento), espero que sí porque se nota que tenés mucho amor que ofrecer.

Anónimo dijo...

It seems to me, what is it it was already discussed.